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Dircoms de Marte

  • carmenguiabeltran
  • Oct 24, 2015
  • 2 min read

Tras el seminario "Dircoms de Marte" conducido por Italo Pizzolante, me dispongo a exponer brevemente mis conclusiones acerca de la figura del director de comunicación en la actualidad y su papel a la hora de alzar una empresa al éxito.

Vivimos en un mundo 2.0 dónde cada vez más la comunicación se reinventa y se hace más completa y compleja gracias a la multidud de herramientas tecnológicas que aparecen. Esta súper digitalización ha permitido que la conversación de las empresas con sus públicos de interés sea más cercana y directa, es decir, ha creado una puente sólido y habitable entre ambos. Resulta un tanto irónico que el auge del mundo multipantalla haya hecho más humana a las empresas mientras que a la comunicación de persona a persona la está debilitando por momentos.

Por lo tanto, las empresas han llegado a un punto en el que ya no pueden actuar y ser percibidas, por sus stakeholders y la sociedad en general, como entes fríos y sin alma que sólo buscan el beneficio económico. Para ello, surge el gran papel del director de comunicación que actúa como una especie de doctor Frankenstein, dotando de personalidad y vida a una empresa. Esta se vuelve rica en valores intangibles, tal y como una persona normal, e intenta romper el hielo entre el público y ella a través de acciones sinceras y atractivas.

Hoy en día, las empresas sólo se entienden como seres sociales que trabajan por y para la gente. Los directores de comunicación deben encontrar un hueco en la sociedad y comprometerse en mejorarlo. Estamos hablando de la responsabilidad social corporativa, acciones que bajo el nombre de la empresa siembran granitos de arena para construir una sociedad más justa y valiosa. Eso sí, deben ser acciones coherentes con el proyecto empresarial propio de la empresa ya que todo es estrategia y el dircom tiene que gestionarlo correctamente para que la RSC atraiga al público sin chirriarles. Sobra decir que, detrás de toda esta labor social, siempre va a seguir estando el interés económico social. Si en primer lugar está crear una imagen magnífica y una buena reputación en la mente del consumidor, en segundo lugar está ganar más dinero.

La empresa participa en la sociedad como una persona más, con su filosofía de vida, sus sueños y sus errores. Errores que el director de comunicación sabrá solventar comenzando por una sincera disculpa. Porque la empresa es una persona y las personas fallan, piden perdón, son perdonadas y aprenden de ello. La empresa crece y evoluciona, está pendiente de lo que pasa a su alrededor ya que le afecta directamente y actúa para adaptarse a todos los cambios sociales. Porque, igual que las personas, no puede gustar a todo el mundo pero quiere ser una persona que no pase desapercibida, aceptada, fiel a sus ideales, que luche por una sociedad mejor y que merezca la pena conocer e, incluso, querer.


 
 
 

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